martes, 16 de agosto de 2011

Pabellon Aleman de Barcelona de Mies Van Der Rohe


















Pabellon Aleman de Barcelona

El Pabellón Alemán de Mies van der Rohe se levanta sobre un plano horizontal a modo de basamento de origen clásico. Este basamento además de ser el soporte del Pabellón, aleja a éste de la calle.
Sobre el basamento, Mies proyecta una serie de muros que parecen deslizar entre ellos, con el fin de organizar el espacio buscado. En este juego de muros, también se incluye la cubierta, que actúa como un muro horizontal deslizándose sobre los verticales.

Estos muros guardan entre sí una relación de perpendicularidad y su disposición crea dos patios dónde el arquitecto proyecta dos láminas de agua que potencian la horizontalidad del conjunto, además de conseguir unos efectos reflectantes, que son constantes en todo el Pabellón, gracias a la textura de la superficie de los materiales utilizados, la piedra natural y los diferentes tipos de vidrio llegan a tener la misma propiedad reflectante de las láminas de agua.

La planta y los diferentes alzados guardan una misma lectura. La planta está formada por superficies y líneas al igual que los alzados, lenguaje utilizado es el mismo.
Los muros que configuran el espacio son independientes de la trama estructural formada por los famosos pilares cruciformes diseñados por el propio Mies.
La cubierta está concebida como un muro más que apoya sobre esta trama estructural.
Estos planos verticales y horizontales consiguen que el espacio fluya manteniendo siempre una continuidad que no se rompe en las transiciones del interior al exterior.







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